El Proyecto Los Azules es una iniciativa minera ubicada en la provincia de San Juan, Argentina, bajo la titularidad de McEwen Mining. La empresa operadora en territorio argentino es McEwen Copper, mientras que los derechos mineros y superficiales están a cargo de Andes Corporación Minera S.A. (ACSMA), subsidiaria de McEwen Mining. El proyecto abarca una superficie total de 31.746 hectáreas de derechos mineros y 18.000 hectáreas de derechos superficiales, completamente controladas por ACSMA. En cuanto a su régimen fiscal, está sujeto a un royalty provincial del 3% sobre el ingreso bruto en boca de mina, con posibilidad de reducción mediante inversiones en infraestructura pública provincial. Además, cuenta con un royalty NSR (Net Smelter Return) del 0,4% a favor de TNR Gold Corp. y otro del 1,25% destinado a McEwen Mining, ambos calculados sobre los ingresos netos descontando transporte, tratamiento y refinación.
La localidad más cercana al yacimiento es Calingasta, situada aproximadamente a 80 km al Sudeste del proyecto. El yacimiento se encuentra en los Andes centrales, dentro de un ambiente dominado por la subducción de la placa de Nazca. Pertenece a la faja metalogenética El Pachón, de edad miocena.
El Proyecto Los Azules representa un pórfido de cobre típico de los Andes. La zona se encuentra cubierta por sedimentos glaciares, por lo que gran parte de la información estructural proviene de pozos. El sistema estructural está conformado por pilares y grábens delimitados por fallas inversas de alto ángulo, con orientación norte-sur y vergencia tanto al este como al oeste. Bajo la cobertura sedimentaria, se identifica una zona lixiviada estéril, superpuesta a una zona de enriquecimiento supergénico con leyes de cobre variables. A mayor profundidad, se encuentra la mineralización hipógena primaria, la cual se extiende hasta al menos 1.000 metros de profundidad. El sistema de alteración hidrotermal tiene una extensión de aproximadamente 5 km de largo por 4 km de ancho, alineado en dirección N-NO a lo largo de un corredor estructural.
El depósito en sí tiene una dimensión aproximada de 4 km por 2,5 km. Los límites de la mineralización no han sido completamente definidos, y muchos de los pozos finalizan en zonas con leyes superiores al corte. La mineralización es característica de los pórfidos de cobre, compuesta por calcopirita, calcosina, bornita, digenita, idaita, y trazas de molibdenita, magnetita y hematita. La calcopirita es el mineral principal en los niveles superiores, mientras que la bornita se encuentra en niveles más profundos.
Desde la superficie, se desarrolla una secuencia compuesta por una capa de gravas glaciares de aproximadamente 60 metros, seguida por una zona lixiviada de hasta 170 metros de espesor. Por debajo aparece una zona de enriquecimiento supergénico, con espesores promedio de entre 150 y 170 metros, donde se registran leyes de cobre superiores al 0,2%, con promedios por encima del 0,3% y valores puntuales que pueden superar el 2%. Esta zona, dominada por calcosina, se sitúa sobre la mineralización hipógena primaria, la cual se extiende en profundidad y presenta una combinación de calcopirita, bornita y calcosina. Además, se reportan contenidos de plata del orden de 1 g/t, oro anómalo (~150 ppb) y molibdeno con valores de hasta 600 ppm. En el núcleo del sistema se reconoce alteración potásica, asociada a una fase temprana de diques mineralizados que concentran gran parte de la mineralización tanto hipógena como supergénica. Esta interpretación fue propuesta por Sillitoe (2014) (ver fig. 1), tras revisar aproximadamente 9.000 metros de núcleo de perforación, y luego confirmada y refinada por Vázquez (2015), quien analizó 44.000 metros correspondientes a 98 perforaciones. Ambos estudios coinciden en la importancia de esa etapa temprana de intrusión, en contraste con los diques posteriores, asociados por Sillitoe a una etapa intermineral, con menor contenido metálico. El modelo geológico resultante comparte rasgos con los grandes sistemas pórfidos del Mioceno-Plioceno como Río Blanco–Los Bronces y Los Pelambres, situando a Los Azules dentro de la misma faja de pórfidos de cobre de edad Mioceno-Plioceno.
Vázquez estableció la siguiente secuencia cronológica de eventos ígneos e hidrotermales en Los Azules:
Actualmente el proyecto se encuentra en etapa de exploración avanzada, con un Estudio Económico Preliminar (PEA) ya realizado (2023). La historia del descubrimiento comienza en los años 80, cuando la empresa Battle Mountain Gold Corporation (BMG) detectó zonas alteradas con intrusiones dacíticas mientras buscaba oro. Aunque encontraron cobre, fue descartado por no ser su objetivo. Más adelante, Minera Andes Inc. adquirió la concesión a través de ACSMA y comenzó la exploración sistemática en 2003, incluyendo mapeo, geoquímica, geofísica (magnetometría y polarización inducida), y perforaciones. En 2006, los resultados arrojaron leyes de 1,6% de Cu en 221 m y 1% en 173 m.
Hasta 2023 se perforaron un total de 439 pozos, alcanzando 116.664 metros. Estas perforaciones superan los 1.000 metros de profundidad en algunos casos. También se realizaron estudios geofísicos en diferentes campañas entre 1998 y 2012. La empresa GEODATOS llevó a cabo una campaña de magnetometría que abarcó un área de 20 x 10 km. Se identificó un corredor estructural con orientación Noroeste y estructuras transversales Este-Noreste, así como una anomalía magnética baja rodeada por una alta. En cuanto a la prospección geoeléctrica, se trazaron cuatro líneas de polarización inducida (IP) de orientación Este-Oeste. Una de ellas atravesó un lithocap con cobre anómalo, y los resultados revelaron zonas de alta cargabilidad y baja resistividad asociadas al cuerpo mineralizado.
Los recursos reportados incluyen 26,7 billones de libras de cobre y 4,24 millones de onzas de oro en recursos inferidos, así como 10,9 billones de libras de cobre y 0,46 millones de onzas de oro en recursos indicados. Las leyes promedio son de 0,31% y 0,4% de Cu para recursos inferidos e indicados respectivamente, con contenidos de plata de 1,22 y 1,07 g/t.
Recursos | Cu | Au | Ag |
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Inferidos | 26.7 Blb / 12.1 Mt | 4.24 Million Oz | 149.1 Million Oz |
Indicados | 10.9 Blb / 4.9 Mt | 0.46 Million Oz | 10 Million Oz |
Ley | 0.31/0.4 % Cu | 0.04/0.05 g/t | 1.22/1.07 g/t |
Una vez iniciada su construcción, el proyecto requeriría entre 3,5 y 4 años para entrar en funcionamiento, con una vida útil estimada de 27 a 32 años. No se han reportado conflictos sociales y las comunidades cercanas han mostrado una actitud favorable hacia el proyecto. Un estudio de 2011 ya indicaba una aceptación amplia de la minería como actividad económica clave en la región. Durante 2022 y 2023 se avanzó en la recolección de datos para elaborar una línea de base ambiental más detallada. Entre los aspectos positivos del proyecto se destaca la ausencia de conflictos, el fuerte respaldo comunitario, y el hecho de que en base a los recursos estimados, se considera un proyecto con gran potencial económico. Sin embargo, se identifica como riesgo potencial la eventual sanción de una ley nacional de protección de humedales, que podría interferir con el acceso a ciertas áreas aún no exploradas, si dicha ley se aprueba antes de completarse el proceso de evaluación y autorización ambiental.
En conclusión, Los Azules se perfila como uno de los proyectos de pórfido de cobre más relevantes del país, tanto por el volumen de recursos como por su grado de avance técnico. La información geológica disponible confirma un sistema bien desarrollado, con una zonación vertical típica, alta continuidad mineral y una combinación de calcopirita, calcosina y bornita en profundidad con potencial económico. A esto se suma una amplia base de perforación y estudios geofísicos y geoquímicos que sostienen el modelo propuesto. El respaldo comunitario y la ausencia de conflictos sociales fortalecen las condiciones para su eventual puesta en marcha. Sin embargo, el desarrollo futuro dependerá de variables externas como la estabilidad regulatoria, particularmente en relación con posibles restricciones ambientales. En este contexto, Los Azules no solo representa un recurso mineral de escala internacional, sino también una oportunidad para que la minería argentina avance bajo criterios de responsabilidad técnica, ambiental y social.