Los yacimientos epitermales de baja sulfuración representan una fuente significativa de oro y plata en el mundo, con leyes atractivas y estructuras bien definidas. Controlados por fallas y fracturas en ambientes volcánicos extensionales, estos sistemas ofrecen blancos exploratorios claros, como zonas de ebullición, dilatación estructural y vetas con adularia-cuarzo.
Depósito asociados a vulcanismo subaéreo
Au y Ag, con bajas cantidades de metales base y molibdeno. También en superficie hay Hg, Tl,As, Sb. Relación Ag/Au de 0,5 a 20: Auroargentíferos
Mineralogía
Las zonas de mena se localizan típicamente en estructuras geológicas, aunque también pueden desarrollarse en litologías permeables que faciliten la circulación de fluidos hidrotermales. Cuando la mineralización se encuentra asociada a conductos hidrotermales controlados estructuralmente, las zonas de mena suelen presentar una apertura hacia niveles superiores. En estos contextos, es común la presencia de vetas de gran envergadura (con potencias mayores a 1 metro y continuidad lateral de cientos de metros), aunque también pueden observarse vetillas menores y stockworks. En comparación, las diseminaciones y reemplazos suelen ser menos prominentes.
Los sistemas vetiformes pueden extenderse lateralmente a gran escala, pero las bolsones mineralizados (“ginguro bands”) tienden a tener una extensión vertical relativamente restringida. Las zonas de alta ley se localizan con frecuencia en sectores estructurales favorables, como zonas de dilatación a lo largo de fallas, flexuras, ramificaciones estructurales y lazos sigmoides.
Las texturas asociadas a la mineralización incluyen relleno de espacios abiertos, bandeamiento simétrico y asimétrico, sinters, crustificaciones, bandeamiento coloforme y brechización múltiple, todas ellas reflejo de los distintos pulsos de flujo hidrotermal y de la evolución del sistema mineralizante.
Los fluidos involucrados presentan una baja salinidad, con concentraciones entre 0 y 15 % en peso de NaCl equivalente. Su origen principal es meteórico, aunque pueden haber interactuado con fluidos de procedencia magmática. Se trata de fluidos reducidos, con un pH aproximadamente neutro que puede volverse alcalino como consecuencia de procesos de ebullición. Sin embargo ,en menor frecuencia, los gases separados durante este proceso pueden oxidarse posteriormente, generando fluidos de carácter ácido.
Se puede establecer una zonación desde la veta hacia la roca de caja, reflejando variaciones en temperatura, composición de los fluidos y grado de alteración hidrotermal. Esta zonación típica en depósitos epitermales de baja sulfuración (LS), según Hedenquist et al. (2000), es la siguiente:
Zona silícea: localizada en la veta y en la roca de caja proximal, caracterizada por la presencia de cuarzo y/o adularia como minerales dominantes.
Alteración argílica intermedia: se manifiesta en vetillas y reemplazos en la roca hospedante, con desarrollo de argilominerales. Esta zona muestra una gradación asociada a la disminución de temperatura, con presencia secuencial de illita, illita-esmectita y esmectita.
Alteración propilítica: se observa en vetillas y reemplazos con clorita, calcita y, en ocasiones, epidoto. Representa zonas más distales respecto a la veta.
Piritización: se presenta como una alteración superpuesta en la roca, con diseminaciones de pirita que pueden afectar a varias de las zonas anteriores.
Esta secuencia refleja una transición progresiva desde las condiciones más favorables para la precipitación de mena en la veta, hacia ambientes menos reactivos en las zonas periféricas del sistema hidrotermal.
En cuanto a la textura, alteración y la mineralización, se puede hacer una zonación, como se observa en la siguiente imagen, donde se diferencian claramente los sectores más ricos en mena, las variaciones texturales y las posibles transiciones entre zonas.
La formación de un yacimiento epitermal de baja sulfuración comienza con el emplazamiento de un intrusivo magmático subvolcánico, generalmente de composición intermedia a ácida (andesita, dacita). A medida que este magma se enfría y cristaliza, exsoluciona una fase fluida rica en H₂O, CO₂, H₂S y elementos metálicos como Au, Ag, Cu, Pb y Zn.
Simultáneamente, aguas meteóricas oxidadas y frías infiltradas desde la superficie comienzan a circular por el terreno impulsadas por gradientes térmicos. Estas aguas penetran a profundidad y pueden mezclarse con los fluidos magmáticos, generando una solución hidrotermal evolucionada de baja salinidad (0–15 % NaCl eq.), carácter reducido y pH cercano a neutro.
Este comportamiento contrasta marcadamente con los sistemas epitermales de alta sulfuración, donde los fluidos son más salinos, más ácidos, y de dominancia magmática directa, con alto contenido en gases como SO₂. En los depósitos LS, en cambio, el contenido de azufre no proviene exclusivamente del magma, sino que gran parte del H₂S parece generarse in situ, a partir de la interacción entre los fluidos y las rocas de caja.
Estas soluciones evolucionadas ascienden por un sistema estructural activo compuesto por fallas de rumbo, fallas normales y fracturas secundarias, que actúan como conductos hidrotermales. La mineralización queda estructuralmente controlada, concentrándose en zonas de dilatación, flexuras o intersecciones de fallas. También responde al contraste de competencia entre unidades litológicas: las rocas más frágiles (competentes) alojan las vetas, mientras que las más dúctiles concentran la deformación.
A profundidades de entre 300 y 500 metros, el fluido entra en la zona de ebullición (boiling). Al hervir, se produce una separación de fases y la pérdida progresiva de H₂S hacia la fase vapor. Esto rompe el equilibrio del complejo aurífero Au(HS)₂⁻, favoreciendo la precipitación de oro metálico según el principio de Le Chatelier:
Au(HS)₂⁻ + H⁺ + 0.5 H₂ ⇒ Au + 2 H₂S
Este mecanismo da lugar a la formación de vetas bandeadas, donde cada banda representa un pulso de deposición hidrotermal. El oro se precipita en asociación con minerales de ganga como cuarzo, adularia y calcedonia, y, en fases tempranas, con pirita, esfalerita y galena.
En sectores más elevados del sistema, el fluido puede mezclarse con aguas meteóricas oxidadas, generando un gradiente redox. Esta mezcla también desestabiliza el complejo aurífero, promoviendo la precipitación de Au:
Au(HS)₂⁻ + 8 H₂O ⇒ Au + 2 SO₄²⁻ + 3 H⁺ + 7.5 H₂
Este mecanismo puede producir hematita hipógena y halos de alteración con illita, clorita y carbonatos. En niveles más someros, la condensación de volátiles como H₂S y SO₂ genera fluidos ácidos capaces de provocar alteración argílicao sílice residual, aunque de forma mucho menos extensa que en los sistemas de alta sulfuración.
urante el desarrollo del sistema se establece una zonación vertical y lateral típica en cuanto a alteraciones:
Zona silícea: cuarzo y adularia en la veta y caja proximal
Alteración argílica intermedia: illita → illita-esmectita → esmectita
Alteración propilítica: clorita, calcita, epidoto
Piritización superpuesta: diseminada en la roca de caja
Estas zonas reflejan el gradiente térmico, la evolución del fluido y la interacción con las estructuras.
Con el tiempo, la actividad magmática cesa, el sistema se enfría y los fluidos dejan de circular. Las vetas quedan fosilizadas, preservando la mineralización en intervalos verticales restringidos. Un ejemplo clásico es Hishikari (Japón), donde la mineralización de bonanza se concentra entre los 200 y 300 m verticales, correspondiente a una antigua zona de ebullición.
HISHIKARI, Japón
Cerro Vanguardia, Argentina
Round Mountain, Estados Unidos
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